La tuberculosis (TB) es una enfermedad causada por un tipo de bacterias, también llamadas bacilos, que se transmiten de una persona a otra a través del aire. La TB suele afectar a los pulmones, pero también puede afectar a otras partes del cuerpo, como el cerebro, los riñones o la columna vertebral. Una persona enferma de tuberculosis puede morir si no recibe tratamiento.
En general, una persona con la enfermedad de la tuberculosis siente malestar o debilidad y tiene pérdida de peso, pérdida del apetito, fiebre, escalofríos y sudores nocturnos. Los síntomas de la enfermedad de TB pulmonar también incluyen tos, dolor en el pecho y tos con sangre. Los síntomas de la enfermedad de tuberculosis en otras partes del cuerpo dependen de la parte afectada.
Las bacterias de la tuberculosis se liberan al aire cuando una persona que está enferma de tuberculosis en los pulmones o la garganta tose, estornuda, habla o canta. Estas bacterias pueden permanecer en el aire durante varias horas, dependiendo de ciertos factores en el ambiente. Si alguien respira el aire contaminado con las bacterias de TB, puede infectarse; en estos casos la persona tendrá lo que se llama una infección de tuberculosis o infección de tuberculosis latente (LTBI). Si no se trata, la infección de tuberculosis puede convertirse en enfermedad de tuberculosis.
Las personas con infección de tuberculosis tienen en el cuerpo bacterias de la tuberculosis, pero no tienen la enfermedad porque esas bacterias no están activas. Estas personas no tienen síntomas de la enfermedad de TB y no pueden contagiar las bacterias a los demás. Sin embargo, en un futuro, la infección podría convertirse en enfermedad de la tuberculosis. Para evitar que estas personas contraigan la enfermedad, a menudo se les receta un tratamiento.
Las personas con la enfermedad de la TB tienen bacterias activas de la tuberculosis, lo que significa que esas bacterias se multiplican y destruyen los tejidos del cuerpo. Estas personas tienen por lo general síntomas de la enfermedad de TB. Quienes tienen la enfermedad de TB pulmonar o de la garganta pueden contagiar las bacterias a otras personas. Por eso, se les recetan medicamentos para tratar la enfermedad de la TB.
Una persona con infección de TB no puede transmitir las bacterias a otras personas. No es necesario que usted se haga la prueba de TB si ha pasado un tiempo con alguien que tenga infección de tuberculosis. Sin embargo, si ha pasado tiempo con alguien que tiene la enfermedad de tuberculosis o con alguien que tiene síntomas de tuberculosis, debe comunicarse con su médico o con el departamento de salud local o regional para que le recomienden sobre la necesidad de hacerse una prueba de detección de tuberculosis.
No todas las personas expuestas a alguien con TB se infectan con las bacterias de la tuberculosis. Si cree que ha estado expuesto a la TB, debe comunicarse con su médico o con el departamento de salud local para obtener más información sobre los estudios médicos y las pruebas de laboratorio.
Hay dos tipos de pruebas que se usan para detectar la infección de tuberculosis:
La prueba cutánea de la tuberculina (TST); o
Un análisis de sangre para TB, conocido como ensayo de liberación de interferón gamma (IGRA)
Para realizar la prueba cutánea de la tuberculina (TST) o prueba de Mantoux [CDC] el proveedor médico inyecta una pequeña cantidad de líquido (llamado tuberculina) en la piel de la parte inferior del brazo. La persona a la que se le realiza la TST debe regresar en un plazo de 48 a 72 horas para que un proveedor médico capacitado revise una reacción que le aparecerá en el brazo; esta prueba debe hacerse en persona.
El análisis de sangre para TB [CDC], conocido como ensayo de liberación de interferón gamma (IGRA), mide el grado de reacción del sistema inmunitario del paciente frente a las bacterias de la tuberculosis cuando están presentes. Actualmente están disponibles en el mercado dos análisis de sangre aprobados por la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA): la prueba QuantiFERON®-TB Gold en tubo (QFT-GIT) y la prueba T-SPOT® para la tuberculosis (T-Spot).
Aunque la prueba cutánea de la tuberculina ha sido el método de detección más común en Texas, muchos departamentos de salud utilizan ahora la prueba IGRA como herramienta estándar. Cuando se elige una prueba cutánea o un análisis de sangre, se suele tomar en cuenta la edad, el estado de salud (vea la norma 1004 sobre la TB), el historial de la persona respecto a la vacuna BCG y otros factores del paciente.
Un resultado positivo para las pruebas TST o IGRA solo indica si la persona tiene bacterias de la TB en el cuerpo. Para saber si una persona está enferma de tuberculosis, es probable que se necesiten otras pruebas, como una radiografía de tórax (CXR) y otras pruebas de laboratorio en muestras de esputo.
En general, no existe ningún riesgo en que se repitan las pruebas cutáneas de tuberculina. Si una persona no regresa en un plazo de 48 a 72 horas para una revisión de la prueba cutánea de la tuberculina, se puede realizar una segunda prueba lo antes posible. No hay contraindicación para repetir la prueba TST, a menos que la persona haya tenido anteriormente una reacción grave a la prueba.
En general, el Departamento Estatal de Servicios de Salud de Texas no recomienda que las personas de bajo riesgo se hagan la prueba de la tuberculosis. Cualquier persona que necesite, o se le recomiende, realizarse una prueba puede preguntar a su proveedor de atención primaria, a las clínicas locales o a las farmacias, entre otros sitios. También puede comunicarse con su departamento de salud local o regional, o con el personal de un programa binacional de tuberculosis, donde podrá obtener recomendaciones sobre las necesidades de una prueba.
Un resultado positivo de una prueba de TST o de sangre indica que la persona tiene la bacteria de la TB en el cuerpo. Este resultado no indica si la persona tiene o no una infección de TB o está enferma de TB. Para determinar si la persona tiene la infección o la enfermedad de tuberculosis, son necesarias otras pruebas, como una radiografía de tórax, una evaluación de los síntomas y una prueba de esputo (flemas).
Existe una vacuna para la TB; sin embargo, en Estados Unidos no se recomienda su uso. El bacilo de Calmette-Guérin, o BCG, es una vacuna que se utiliza en muchos países donde existen altas tasas de tuberculosis. La vacuna BCG no previene totalmente que una persona se contagie de TB, pero se usa para proteger a los bebés y niños pequeños de enfermedades graves y mortales, como la tuberculosis miliar y la meningitis tuberculosa.
En muchas partes del mundo donde la TB es común, la vacuna del bacilo de Calmette-Guérin (BCG) se administra para proteger a los bebés y niños pequeños de enfermedades graves y mortales, como la tuberculosis miliar y la meningitis tuberculosa. Sin embargo, no evita por completo que una persona contraiga la TB.
El efecto de la vacuna BCG disminuye con el tiempo y puede influir muy poco o nada en que una prueba TST tenga o no resultados positivos en el caso de adultos que recibieron la vacuna cuando eran niños.
Una persona con un historial de haber recibido la vacuna BCG puede ser examinada y tratada para la infección de tuberculosis si presenta una reacción a la prueba TST. Las reacciones a la prueba TST deben interpretarse en base a lo que se conoce como estratificación del riesgo, sin importar el historial de vacunación de BCG de la persona. La prueba IGRA utiliza antígenos específicos de M. tuberculosis que no reaccionan de forma cruzada con la vacuna BCG y, por lo tanto, no causan reacciones positivas falsas en quienes reciben la BCG. Esto significa que, en el caso de las personas vacunadas con la BCG, es preferible realizar un análisis de sangre o la prueba IGRA.
Si la persona tiene infección de tuberculosis, pero no está enferma de tuberculosis, su médico quizá le recete un medicamento para eliminar las bacterias de la tuberculosis y evitar que la infección se convierta en enfermedad. La decisión sobre el tratamiento de la infección de tuberculosis se basará en las probabilidades que tiene la persona de enfermarse de tuberculosis. Algunas personas son más propensas que otras a contraer la enfermedad de la tuberculosis una vez que tienen la infección de TB. Forman parte de este grupo quienes tienen infección por VIH, quienes estuvieron expuestos recientemente a alguien enfermo de TB y quienes padecen determinados problemas de salud.
La enfermedad de la TB puede tratarse tomando múltiples medicamentos durante varios meses, generalmente de 6 a 12 meses. Es muy importante que las personas enfermas de tuberculosis terminen toda la medicación recetada y tomen todos los medicamentos exactamente como les fueron recetados. Si dejan de tomar los medicamentos demasiado pronto, pueden volver a enfermar; si no toman los medicamentos correctamente, las bacterias que aún están activas pueden volverse resistentes a esos medicamentos. La tuberculosis resistente a los medicamentos es más difícil y más cara de tratar. En algunas situaciones, el personal del departamento de salud local se reúne periódicamente con los pacientes que tienen tuberculosis para observarlos mientras se toman sus medicamentos. Esto se conoce como terapia de observación directa (DOT). La DOT ayuda al paciente a completar el tratamiento en el menor tiempo posible.
El DSHS proporciona medicamentos para la TB a las clínicas de salud pública de todo Texas. Estas clínicas tratan a los pacientes enfermos de tuberculosis. Además, las personas de quienes se sospecha que tienen tuberculosis pueden recibir tratamiento mientras sus médicos realizan más pruebas que permitan confirmar o descartar que tienen la enfermedad de la tuberculosis.